
IV Domingo de Pascua
mayo 11
Yo doy la vida eterna a mis ovejas. (Jn 10, 27-30)
La imagen del buen pastor genera confianza, como la que sienten
Pablo y Bernabé en medio de las dificultades de su misión,
y como la confianza que han mostrado los primeros mártires
que serán apacentados por el Cordero porque confiaron «tener
parte en la admirable victoria de nuestro pastor». Jesús es pastor
que guía y también cordero sacrificado, que ha resucitado, y se
muestra en medio de su Iglesia, que le alaba por su victoria. Jesús
muestra así la futura misión pastoral de sus discípulos que consiste
en entregar la vida en favor de los hermanos, y es en esa entrega
en donde el pastor siente la alegría que nace del Evangelio.