XXXIII Domingo del tiempo ordinario
noviembre 16
Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas. (Lc 21, 5-19)
También hoy hay quien mira a la Iglesia solo desde sus templos e instituciones, y pondera su grandeza y su permanencia en el tiempo. Esta es una mirada superficial y autocomplaciente, a veces
envuelta en ideología más que en fe. No ve a Jesús donde él se hace presente y se empeña en verlo donde no está. Jesús nos pide encontrarlo en nuestras pruebas, también en las persecuciones. Jesús nos pide que lo miremos a él, que es la belleza que nos salva. Nuestra perseverancia y nuestra paciencia miran hacia él, todo lo demás es relativo. Algunos marginados en los que Jesús se hace presente nos enseñan precisamente a reconocer esa fragilidad.