
XVII Domingo del tiempo ordinario
julio 27
Pedid y se os dará. (Lc 11, 1-13)
Los discípulos quieren rezar con Jesús y rezar como él reza. Jesús
los invita a rezar con él con una oración sencilla y simple, pues
para dirigirse a Dios no se necesita mucha palabrería, pensando
que por mucho decir y mucho repetir vamos a ser escuchados.
Y con una parábola, la del amigo insistente, les enseña que la
oración tiene que ser insistente y constante para pedir lo que
de verdad necesitamos: el Espíritu Santo. El padrenuestro es una
oración sencilla pero constante e insistente para salir de nuestra
tendencia a encerrarnos en nosotros mismos. Saber rezar es saber
amar, y no hay nada que nos humanice más que la oración.