
II Domingo de Pascua
abril 27
A los ocho días llegó Jesús. (Jn 20, 19-31)
La unidad en la oración y en la fraternidad es el primer fruto del
Espíritu que nos hace renacer como hijos de Dios, y esto se manifiesta
en la primera comunidad cristiana. Y es que Jesús resucitado
muestra el amor misericordioso de Dios, y de ahí nace todo.
De su costado traspasado brota la fuente del amor y la misericordia
divina. Cuando decimos que Dios es misericordioso estamos
diciendo que él quiere acoger la vida, y dar vida, y, como Tomás,
nos encontramos con la misericordia de Dios cuando comenzamos
a confiar en él en situaciones difíciles.